lunes, 3 de abril de 2017

Sólo un recuerdo? V


Victoria

Su Mirada intensa sobre la mía durante la canción y la canción misma, fueron un detonante explosivo en mi. Aún me gusta, aún lo quiero, pero ¿Lo amo?

-Buenas noches, mi nombre es Amanda y seré su garzona esta noche ¿Qué desea pedir?

[Aparecida de la nada, la garzona nos tomó el pedido y se fue, mas el momento de complicidad ya estaba roto.]

-Muy bien, en 25 minutos está su pedido.

-Gracias... Ahora dime ¿Qué pretendías con invitarme a salir? (Si el momento se quebró, no tiene sentido andar con rodeos)

-Verte, no hay respuesta más sincera que esa. Seguí un impulso cuando vi tu nombre esta tarde, lo hice sin pensar realmente, pero déjame decirte, no es algo que me cause remordimiento, me alegra haber ignorado a esa vocecita que me decía que era una locura. Te ves hermosa, radiante, eres un sueño. (¿Un sueño? ¿Qué siente por mi? ¿Qué pretende realmente?) No pongas esa cara, te soy sincero y te propongo una cena sincera, en la que cada uno pueda resolver todas las dudas que tenga sobre el otro con la tranquilidad de que es honesto. (¿Quiere sinceridad? Perfecto, veamos que tan sincero es)

-Acepto, dime ¿Para cuando es la fecha de tu matrimonio? (¿Mucho para empezar?)

-*tos* ¿De dónde…*tos* sacaste eso? (O sea que es verdad).

-Intuición.

-Tenía pensado pedirle matrimonio cuando volviera de este viaje ¿Que te hizo preguntar eso?

-Tu cara de culpa.

-Viniendo de ti no me sorprende… ¿Cuando pensabas decirme que terminaste con tu novio y que no fue una simple pelea, antes o después del postre?

-¿Cómo lo sabes? (Sentí como se me iba el color del rostro).

-Estás pálida preciosa.

-¿Cómo…?

-No hace falta. Alguien que tiene la esperanza de volver contigo, te llama al día siguiente, te compra un ramo de flores y te regala chocolates. Alguien que sabe que no hay vuelta atrás, no te llama en nueve días. ¿Asombrada?

-La verdad sí, asombrada. Hay que conocerme mucho como para llegar a ese tipo de conclusiones. (Al menos tiene la decencia de sonrojarse) ¿Sabe que estás conmigo aquí, ahora?

-No. Háblame de tu hijo.

-Aquí está su pedido, espero que lo disfruten.

-Gracias, Amanda. (Prácticamente desapareció) Tiene siete años, se llama Octavio, como mi padre, es un niño muy inteligente, tiene mi sonrisa ¿Qué más te puedo decir? ¿Háblame de tu futura esposa?

-Es licenciada en artes, mayor que yo, la conocí en una cena en casa de mi madre, llevamos 3 años juntos…

-No me convences, sé que puedes hacerlo mejor. Se supone que te quieres casar con ella ¿No deberías hablar de ella con más ilusion? ¿Con más alegría al menos?... Darío Osses Ercilla, mírame a los ojos y dime que la amas.

-Yo… No puedo.

-¿Te vas a casar?

-Ya no, hoy en la mañana sí, pero ahora no, ya no, no podría ¿Cómo? No puedo volver a mirarla a la cara y decirle algo que no siento ¿Cómo quieres que me case con una mujer que no amo? Al menos me alegro de no haberle propuesto matrimonio aún.

-¿Por qué ahora ya no? ¿Qué te hizo cambiar de opinión?

-Prometí ser honesto… Tú.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que agrado el saber y ver que has vuelto a escribir en este blog el cual ha sido tu forma de desahogarte en muchas ocasiones de momentos difíciles, espero sigas así disfrutando de esa emoción de envolverte y embriagarte con letras....... Solo basta leer tus entradas más antiguas para darse cuenta como emana esa personalidad tan pasional escondida y protegida dentro tuyo....... Saludos Zelenia