Han pasado cuatro años ya, desde esa vez que la brisa sopló tibia y suave en nuestros rostros, la noche que siguió a esa me invitó a cenar, a bailar y cuando llegamos a casa me pidió matrimonio, 4 años de casados...
Hoy me desperté con una sensación extraña en el cuerpo y en la mente, a medida que iba despertando fui recordando la razón, poco a poco... De pronto, una mano un mi cuello, cerré los ojos aún más, esa mano se acercaba peligrosamente a mis ojos, hasta que...
-¡Mamá, tengo hambre!
-Es muy temprano...
-Mamá, tengo hambre, levántate, tenemos que ir al aeropuerto a buscar a mi papá.
Bastó eso para sacarme de la cama, hacer desayuno, hacer un poco de aseo y levantarnos. Después salimos al supermercado, a buscar la torta que encargué y a la casa otra vez, a preparar la cena de esta noche. Suena mi celular
-Aló?
-Felicidades hermosa
-Felicidades mi amor ¿Qué tal todo?
-Saliendo del hotel, estoy en una hora en el aeropuerto, te llamo cuando me embarque, en todo caso llego a casa como a las seis y media.
-No quiero saber a que hora llegas a la casa, te vamos a ir a buscar, quiero saber a que hora llega el vuelo (timbre) dame un segundo, están tocando la puerta.
-Mejor corta y hablamos luego. Te amo
-Te amo.
Corto, me lavo las manos y me saco el delantal de cocina, no me gusta abrir la puerta con eso puesto. Abro y me encuentro con un ramo de flores enorme, las rosas más hermosas de la ciudad...
y ¡Sorpresa! atrás de ese ramo estas tú.
-Feliz aniversario amada preciosa.
Me lanzo a tus brazos casi con desesperación, te lleno de besos por toda la cara, me estrecho contra ti...
-Te extrañé.
-Yo a ti preciosa. Sorpresa.
-¿Cuando llegaste?
-Hace dos horas.
-No te burles de mi ¿Y tus maletas, tus cosas donde están?
-En nuestra pieza, llegué cuando fuiste al super, entré, dejé mis cosas arriba y salí a buscar el ramo de flores, tu regalo está sobre la cama...
Me estrecho contra ti y te susurro al oído que te amo, me acercas aún más a ti y me besas en el cuello, provocando un escalofrío en todo mi cuerpo. Entramos y Tomás se tira a tus brazos gritando "papá". Es esa clase de escenas las que me llenan la vida.
-Eso huele muy bien
-Gracias, es parte de la sorpresa que te estaba preparando, pero ya que estás aquí podrías ayudarme un poco y así termino antes.
Te acercas de apoco y me abrazas por detrás, apoyas tu cara en mi hombro y me aprietas con ternura. Te amo tanto.
-Ya que estoy aquí ¿cuales son los planes para hoy?- me dices mientras te pones a lavar la loza.
-Mmmmm, se supone que es sorpresa...
-Pensaba invitarte a cenar, pero tienes casi todo listo para que cenemos en casa, por eso pregunto.
Me lanzas una de esas sonrisas tuyas que hacen que todo a mi alrededor desaparezca.
-Puedes invitarme a almorzar si quieres... Cenamos en casa los tres, idealmente temprano, vamos a dejar a Tomás con mi mamá y después iremos a bailar.
-¿Algo en especial o solo bailar?
-¿Por qué lo preguntas?
-Para saber como me visto.
-Tango.- Te vuelves y me quedas viendo con una media sonrisa.
-Después de la última vez que bailamos tango nació Tomás...
-Me había olvidado, de que la supervivencia de miles de años de la raza humana, tenía que ver con bailar tango.
-No seas pesada, sabes a lo que me refiero...- Me acerco de apoco al lavaplatos con una fuente en las manos y te abrazo con ternura.
-¿Sabías que te amo?
Cenamos con calma y para sorpresa nuestra, llego mi madre a buscar a Tomás cuando terminábamos el postre.
-Hola hija ¿Como estás?
-Bien mamá, gracias, pasa. ¿Como estás?
-Bien, con ganas de quedarme con este niño precioso.
-Estoy listo.
-¿Tan rápido?
-Si, vamos a ver películas.
-Bueno, pero te portas bien, no te quedes despierto hasta muy tarde.
-Sí, mamá.
-Mañana vayan a almorzar, en la tarde vamos a empezar la cosecha de la fruta, las cerezas ya están maduras.
-Bueno, nos vemos mañana.
Cuando vuelvo estás parado mirándome, con una estuche de terciopelo negro en las manos, te ves realmente bien con ese traje... Te amo.
-¿Por qué me miras con esa cara?- Pareces divertido.
-¿Qué cara tengo?
-La que tenías el día que te dije que te amo.
-Mmmm ¿Todavía tengo esa cara?
-Feliz aniversario mi amor.- Abres el estuche y adentro hay un collar de esmeraldas sobre un terciopelo rojo.
-¿Como es que una simple mujer puede recibir tanto en la vida y merecerlo?
-No seas tonta y deja que te lo ponga, con este vestido se va a ver muy bien y más aun con tus ojos.
Como sabes hacerme volar, me haces feliz, no con las cosas materiales, con tus gestos, tus acciones, tus miradas, esas miradas.
Fuimos a bailar, vaya que bailamos, parecía que las dos semanas que habías estado fuera habían encendido todas tus pasiones, daba igual si habían otras parejas a nuestro alrededor, solo existíamos tú y yo, ese momento único en el que nada más importa, solo tu amor, tus brazos que me reciben, me levantan, me toman por la cintura y me hacen girar, y tus labios, que provocan y mientras estemos bailando, ninguna de esas provocaciones llegará a ser un beso, solo bailamos...
-Vamos- Me susurras al oído con urgencia, no me hago esperar, terminamos ese último tango y volamos a casa, vas callado todo el camino, no me miras más que de reojo, pareces nervioso, llegamos a casa y me bajo para abrir la puerta, pero me tomas por la cintura y me llevas al patio de atrás.
-Disculpe señorita ¿Bailaría conmigo esta pieza?- No puedo evitar caer en tu juego, te deseo.
-Claro, pero debo advertirle, soy casada.
-No creo que a su marido le importe si la hago mía esta noche...
Dicho eso te acercas y comenzamos otro tango, en silencio, cada vez más sensual, hasta que siento la puerta que da a la cocina en mi espalda, me besas, con ese amor tuyo, que enciende la ya calurosa noche de verano, no sé como, ni me interesa saber, llegamos a nuestro dormitorio en el piso de arriba y una calma total te invade, me sacas el collar, me quitas el vestido y quedan mis senos descubiertos, sigues por los zapatos y luego las medias caladas, finalmente terminas de desvestirme, me sueltas el cabello, me quitas los aros y me sientas sobre la cama. Te desvistes con calma y me sonríes divertido. Te acercas a mi de a poco, muy lentamente y me besas con pasión, bajas por mi cuello lento, muy lento, pero no hay prisa, tenemos toda la noche...
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