Hace mucho, mucho tiempo, soñé una vez que te amaba, soñé que mi mirada se perdía en tus ojos y que mis labios se fundían con los tuyos… Soñé que me tomabas en tus brazos, que acariciabas mi pelo y que me susurrabas al oído palabras de amor… Hace mucho, mucho tiempo, busqué tu rostro entre la gente y le pregunté a Dios, mirando las estrellas, por tu nombre… Imaginé tu voz, tu olor y tu sonrisa, el sabor de tus labios y el sonido de tu risa… Hace mucho, mucho tiempo, pensé en tu carácter, en tu silueta y en tu fruta preferida… Incluso en tus defectos y manías…
Te vi una mañana de marzo… Te reconocí una tarde de abril… Te amé una noche de diciembre, con la luna llena a nuestras espaldas y el río cantando su eterna canción…
El tiempo ha pasado tan rápido, pero parece que llevara una vida entera sintiendo tu calor...
Hoy tu nombre me sabe a frambuesas con albahaca y el recuerdo de tus ojos se funde con una brillante tarde de primavera tendidos al sol… Hoy el sonido de tu voz acelera mi corazón y se mezcla con un poco de country…
Hoy, espero tu regreso, aun no te vas, lo sé, pero de solsticio a solsticio esperaré por ti, porque sí, te voy a esperar, primero serán seis meses, después puede que un año, puede que dos o tres, pero te prometo, amor mío, que desde el día que estemos juntos ante Dios, no volveremos a estar lejos, no por tanto…
Siempre tuya.