sábado, 28 de noviembre de 2015

All starts in november...

Aquí estoy, refugiada en ti como siempre, van a ser ocho años juntas, te he dejado de lado, he intentado desvanecerte, pero ¿Cómo borrar aquello que soy y que es parte de mi? 

Sin embargo las cosas empezaron de antes... ¿Once años? Ese lunes soleado de marzo que jamás olvidaré, si mi memoria no falla, yo tenía doce años y no tenía idea como ibas a transformarme.

Cuando empecé este blog escribía para un tercero, es más, empecé este blog para o por o no sé, otra persona... para mi, ahora te escribo a ti, sólo a ti, que eres yo, pero me gusta separarte de mi cotidianidad, porque eres esa parte de mi especial, eso que quiero proteger del mundo... aquello que tan pocos conocen... Mi pequeña hada de la luna.


Y regresamos al título, porque todo empieza en noviembre... hace ocho años, hace tres... ¿Es que todos aquellos que dejen una marca en mi corazón han de entrar en el en esta fecha? Suena como una de esas cosas macabras que le gusta hacer a la vida... pero bueno, soy yo la que saca a todos fuera, de una u otra manera consigo sacarlos a todos fuera... y luego los extraño, como ahora... O quizás solo los recuerdo, los momentos... las sonrisas... su calor... sus increíbles ojos café.

Todo empieza en noviembre... 




...y ahí es donde termina

domingo, 21 de junio de 2015

Carta

Mi amada Zel:

Te tengo en el más trágico de los abandonos, pero hoy sentí la necesidad de escribirte. Llevo mucho tiempo lejos de aquí y por cosas de ánimo y tiempo no he pasado a escribir. Ganas no me han faltado, pero muchas veces la frustración del momento me corta las letras y las palabras no salen.

En este tiempo lejos he reído y he llorado (vaya que sí), han pasado rabias, frustraciones, alegrías... de todo un mucho (porque cuando se habla de las emociones no se puede decir que es poco). Debo confesar que he estado al borde de tirar la toalla y renunciar. Mandar todo al carajo, incluso irme yo misma al carajo, pero aquí estoy, tratando de mantener el viento en las velas y firme el timón. No tengo el rumbo muy claro, no te voy a mentir, pero me tengo que mantener navegando.

Te necesito, eres parte de mi alma y aunque mi científico cerebro trate de hacerte a un lado, mi corazón lleno de mar y poesía no se puede apartar de ti.

Hace un tiempo vengo con esa sensación de que extraño la intimidad, y no, no estoy hablando de sexo. Hablo de un té en silenciosa compañía, un beso en la frente, cariño en el pelo, un pecho sobre el cual llorar y dormir, ese abrazo dulce que te llena de paz, escuchar el corazón de otro latir, el calor de un cuerpo, una mano tibia que sea suave y firme...

Y mientras escribo, me voy dando cuenta que ya no quiero pasión (sí la quiero), pero no como algo principal, si no como consecuencia de la intimidad.

Gracias por recibirme como siempre, es bueno estar en casa. Porque al final eso es lo que todos buscamos:

Sentirnos en casa

Espero con todo mi corazón volver pronto